Calabacín
Tomates maduros
Pimienta negra
Nuez moscada (opcional)
Sal
Harina
Leche
Huevo
Aceite
Elaboración
Picamos el calabacín y el tomates y los rehogamos en una sartén con un fondo de aceite, sal y un poco de pimienta negra manteniendo a fuego lento para que se vaya haciendo pero no se queme.
A continuación añadimos dos o tres cucharadas de harina y damos vuelta para que se mezcle. Vamos añadiendo leche (caliente mejor para deshacer los grumos que se hayan podido formar) y mezclamos bien hasta que nos quede una pasta fina y no muy suelta. Tiene que quedar espesa.
Dependiendo de la cantidad que queráis vamos añadiendo harina y leche para aumentar. Podéis, opcionalmente, añadir nuez moscada.
Lo pasamos a un recipiente con un poco de fondo de manera que nos quede mas o menos un dedo de altura (yo lo pongo en un pirex rectangular). Tapamos con papel o albal para que no se seque la parte superior y dejamos enfriar en la nevera.
Una vez que esta fría, cortamos en cuadrados no muy grandes (como de 4-5 cm)
Rebozamos uno a uno, primero en harina y luego en huevo y los vamos friendo en una sartén con suficiente aceite no demasiado caliente para que se doren por ambos lados pero que no se quemen.
Los vamos retirando a un papel para que absorba el exceso de aceite y colocamos en la fuente que vayamos a presentarlos.
Podéis hacer esta receta con un montón de cosas: otras verduras, carne, gambas... yo el viernes los voy a hacer de pisto!! Ya os contaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario